Hace años la leche merengada era la reina de los postres y se veía en las cartas de todos los restaurantes. Mis recuerdos de infancia están muy ligados a ella, algo que seguro os ocurre a muchos. Hoy en día, sin embargo, esta deliciosa y refrescante bebida ha perdido peso en favor de otros dulces más modernos como los brownies, las tartas de queso, los pasteles de manzana, etc.
Todos ellos muy ricos, si, pero no más que la leche merengada. Algo tan nuestro y tan viejuno que hoy quiero reivindicar. Y no solo por ello, sino porque es una bebida tremendamente refrescante con la que combatir el calor en días como los que nos ha tocado vivir sufrir recientemente. Es una bebida-postre muy sencilla de preparar pero que hay que organizar con tiempo por eso de los tiempos de enfriado. Por lo demás, coser y cantar.
El mejor momento para un vaso de leche merengada bien fresco es el de la merienda, acompañado de unas galletas, un trozo de bizcocho o similar. Aunque no lo parezca, es una bebida saciante así que mejor servirla en pequeñas cantidades.
- 500 ml de leche
- 60 g de azúcar blanco
- 1 rama de canela
- 1 limón
- 3 claras de huevo
- 20 g de azúcar glas
- Canela en polvo (para decorar)
- Lavamos bien el limón, secamos y pelamos con un cuchillo bien afilado procurando que no queden restos blancos en la piel. Esta parte es amarga y nos puede estropear el resultado. Colocamos la piel del limón en una cacerola junto con la rama de canela, el azúcar y la leche. Calentamos al tiempo que removemos un poco para que se diluya el azúcar.
- Justo antes de que arranque a hervir, retiramos la cacerola del fuego y dejamos enfriar la leche completamente. La colamos, desechando la piel de limón y la rama de canela, y la pasamos a un recipiente apto para el congelador donde la dejamos reposar un par de horas.
- A las dos horas retiramos el recipiente del congelador y removemos. Volvemos a introducirlo en el congelador dos horas más. Unos minutos antes de que se cumpla el tiempo de congelado, preparamos un merengue. Para ello colocamos las claras en un recipiente hondo y batimos con unas varillas. Cuando comiencen a tomar cuerpo añadimos el azúcar glas al tiempo que continuamos batiendo.
- Una vez formado nuestro merengue, sacamos la leche infusionada del congelador y lo añadimos, poco a poco, con movimientos envolventes para que no se bajen las claras. Cuando esté todo bien mezclado, repartimos la leche merengada en vasos, espolvoreamos con canela molida y servimos inmediatamente.
Montse Alonso dice
La leche merengada me encantaaaaaaaaaaaaaa.
Susana Álvaro dice
Claro que sí, tenemos que revindicar lo nuestro, lo auténtico, lo mediterraneo. Me recuerda mis veranos en la playa de Cullera, que buena leche merengada hacían…….Gracias por compartir esta receta la intentaré hacer.
Migas en la mesa dice
La leche merengada fue mi primer pensamiento cuando me diagnosticaron la intolerancia a la lactosa. Era mi bebida de infancia, de tardes de familia en casa de unos amigos de mis padres que me hacían vasos infinitos… Sí, hay leche sin lactosa, pero como esas leches son trampa, en realidad las evito. Tengo que probar con las bebidas vegetales, alguna seguro que queda bien…
Maggie dice
Justo ayer prepare por enesima vez jejejeje Y ya explico en mi blog que me agarro unos cabreos si no la encuentro que he decidido hacerla en casa jajajajaja Que ricaaaaaaaaaaa
mar dice
hola Carmen cómo estás? cuanto tiempo :))), me ha encantado no sabes como esta receta, me enacnta la leche merengada!he hecho la tarta y he comido el helado pero la leche en sí nunca la he tomado, te lo puedes creer?? ya no tengo excusa para no hacerla :))
Carmen Tía Alia dice
Es "super" 🙂
Carmen Tía Alia dice
Leche merengada = verano
jajajaja para muchos de nosotros (si no para todos)
Carmen Tía Alia dice
Pues ya nos contarás Ana, seguro que consigues algo bien digno 🙂
Carmen Tía Alia dice
Pues haces bien, lo casero es siempre lo mejor porque nos permite controlar lo que nos metemos en el cuerpo 🙂
Carmen Tía Alia dice
Hello! Qué alegría verte por aquí. Espero que todo vaya bien contigo, por mi parte las cosas marchan (que no es poco). Te animo a que prepares la leche merengada, en bebida es lo más para el verano. La receta es facilísima así que no hay excusa 🙂
cocido de sopa dice
Buenos días, Carmen.
¡No te imaginas los buenísimos recuerdos que me trae la leche merengada! ¿Quién no recuerda la máquina para hacer granizados que gira y gira sin parar?
Yo ubico la leche merengada en la piscina a la que iba de pequeña, una piscina que estaba en la carretera de Andalucía, cerca de Pinto, y que no sé si hoy en día existirá. Y si había algo que no me podía perder en mi merienda de la tarde es precisamente la leche merengada. ¡Qué rica y refrescante! Obviamente, aquella receta no podía llevar claras de huevo, que es precisamente lo que le da esa cremosidad tan rica que se ve en la tuya.
Me apunto tu receta, porque además con ella podrá dar salida a unas cuantas claras que se quedan en el congelador esperando a reconvertirse.
Besos!