Me encanta picar algo mientras preparo la comida o la cena. No puedo evitarlo. Las preparaciones me dan hambre y no soy capaz de controlarme. Es más, ni siquiera lo intento porque picotear mientras cocino me resulta altamente placentero.
Generalmente me decanto por unos taquitos de queso con picos camperos o patatas fritas pero soy consciente de la cantidad de calorías innecesarias que me estoy mentiendo en el cuerpo e intento encontrar fórmulas más ligeras de «matar el gusanillo». El hummus es una de ellas.
Para los que no lo conozcáis, es una crema típica de los países del Mediterráneo oriental. Está preparada a base de garbanzos, aceite, zumo de limón, puré de sésamo (tahina) y ajo que se come con pan de pita o verduras crudas. Es una comida nutritiva, baja en grasas saturadas y rica en vitamina C, proteinas y fibra.
Durante los años que viví en Inglaterra me aficioné enormemente al hummus. Se convirtió en un producto fijo en la lista de la compra y habitual en la nevera. Lo eché mucho de menos cuando regresé a España hace casi 10 añitos. Por aquellos entonces no era fácil encontrarlo y nunca se me ocurrió prepararlo.
De haber sabido lo fácil que era…¡habría puesto remedio al tema hace ya tiempo!
Necesitamos
- 400 grs de garbanzos (un bote grande – peso escurrido)
- 75 ml de aceite de oliva virgen
- 1 diente de ajo
- 2 o 3 cucharadas de pasta de sésamo
- El zumo de 1 limón
- Pimentón dulce (opcional)
Preparación
Escurrimos los garbanzos y los lavamos bien para eliminar el sabor que adquieren en el líquido del bote. Los colocamos en el vaso de la batidora junto con el ajo pelado, la pasta de sésamo, el aceite de oliva y el zumo de limón. Trituramos hasta conseguir una pasta homogénea.
A la hora de servir, espolvoreamos con pimentón y echamos un chorrito de aceite de oliva por encima. Lo acompañamos de pan de pita, picos camperos, verduras crudas o lo que más nos guste.
Si nos ha quedado demasiado espeso, le añadimos un poco de agua o más zumo de limón. Si optamos por el limón deberemos de procurar no pasarnos para que el sabor no se altere demasiado. También podemos añadir más aceite de oliva.
Las cantidades que utilicemos de cada ingrediente afectarán el resultado final. Es importante que encontremos la fórmula que nos gusta a cada uno. Esta es mi preferida pero no la única. Experimenta, prueba y decide por tí mismo para que puedas disfrutar de un rico y sabroso aperitivo.
¡Feliz fin de semana!
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