El ajoblanco es una de las sopas frías más tradicionales del panorama gastronómico tradicional español, concretamente del malegueño. Se elabora a base de pan, almendras, ajo, agua, aceite de oliva virgen extra, sal y vinagre.
Como toda sopa fría es tremendamente sencilla de elaborar. No tiene secreto. Sin embargo,no hay dos ajoblancos iguales. Curioso ¿verdad? Cada cocinero lo hace a su manera y adaptándolo a sus gustos. Unos lo hacen más claro, otros más espeso, unos prescinden del vinagre, otros juegan con la potencia del sabor del ajo, etc. Asimismo, la proveniencia de los ingredientes utilizados le confiere un sabor u otro, de ahí las diferencias.
Mi fórmula para elaborarlo es la aprendida en la Escuela de Hostelería. Nunca antes lo había elaborado, tampoco comido, pero de unos meses a esta parte me ha acompañado en bastantes ocasiones de modo que no puedo dejar pasar la ocasión de compartirlo con vosotros, especialmente en esta época del año que es cuando más nos puede apetecer disfrutarlo.
Necesitamos (para 6 personas)
- 150 g. de pan del día anterior, cortado en rebanadas
- 2 dientes de ajo, pelados
- 100 g. de almendra, sin tostar y pelada
- 30 ml. de vinagre de vino blanco
- 1 litro de agua fría, aproximadamente
- 100 ml. de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Aceite de oliva suave para freír el pan
Preparación
En abundante aceite, freímos las rebanadas de pan con cuidado de no dorarlas en exceso. Reservamos.
Cortamos los ajos por la mitad longitudinalmente y retiramos el germen. Ponemos un poco de agua en una cacerola pequeña y la llevamos a ebullición. Blanqueamos en ella los ajos, introduciéndolos en el agua hirviendo y sacándolos cuando el hervor arranque de nuevo (cuestión de segundos, un minuto máximo).
En un vaso de batidora, ponemos las almendras con los dos dientes de ajo y un poco de agua fría. Trituramos. Añadimos el pan frito, el vinagre, un poco más de agua fría y trituramos de nuevo. Comprobamos que el punto de espesor es de nuestro gusto y lo ajustamos si fuera necesario añadiendo más agua en este momento, siempre antes de acabar la elaboración con el añadido del aceite.
Ajustamos el punto de sal al gusto.
Añadimos el aceite de oliva virgen extra y batimos por última vez hasta emulsionar.
En caso de querer rebajar el ajoblanco una vez terminado, es preferible añadirle unos cubos de hielo antes de servirlo que no agregar más agua después de emulsionada la mezcla.
Es tradición servir el ajoblanco bien frío con algún tipo de tropezón. Podemos acompañarlo de jamón picado, cubos de melón o manzana, lascas de mojama o de uvas, la forma más tradicional.
Manderley de GuindillayCanela dice
Aquí en Málaga lo hacemos así y nos encanta, bien con trozos de melón o el clásico con uvas. Se ve que te ha quedado estupendo.
Besos
conchi dice
Siempre me ha llamado la atención este gazpacho, y… todavía no lo he probado!!! Bss.
Marina Larosquilladelatialaura dice
Hola Carmen!!! Que bueno, yo lo he probado un par de veces y me encanta. Hacía tiempo que no me pasaba por aquí, sin tiempo para nada y con mucha morriña 🙁
Muchos besitos
Dolores-MiGranDiversion dice
Esta semana tambien lo he hecho yo y ha desaparecido en un momento..
Bss
Mar dice
Me parece fantástico que me hayas recordado el ajoblanco, hace tiempo que no lo hago….ainsss, me pondré a ello en breve.
Besitos
Raquel dice
Pues yo tampoco he hecho ni siquiera probado nunca el ajoblanco, pero de este año no pasa ¡¡ de verdad!! . Además con lo bien que lo has explicado no hay escusas. Es un primer plato perfecto.
Raquel
Los chatos Chefs dice
Siempre que en un restaurante hay gazpacho y ajoblanco no lo dudo y escojo este último, por que me encanta y además no en todos los sitios lo tienen. Yo suelo hacerlo en verano, es un plato saludable y delicioso.
Saludos!
Madame Pépinière dice
Nunca lo he probado, te lo puedes creer? Me guardo tu receta ;-))
Un beso