El verdadero nombre de estas patatas es «patatitas rellenas de queso de cabra». Ese es el nombre que aparece en el libro de recetas «Quedar bien sin complicarse la vida» de Samantha Vallejo-Nájera y que, desde el pasado mes de junio, ocupa las estanterías de multitud de librerías a lo largo y ancho del país.
Yo tuve la suerte de recibir un ejemplar directamente de la editorial, Planeta, invitándome a leerlo y a comprobar por mí misma cuáles son esas propuestas y útiles trucos que nos llevarían a organizar una cena o almuerzo sin esfuerzo, sin complicarse la vida 🙂
Y eso es lo que he hecho.
Este libro me ha acompañado durante mis vacaciones e inspirado mi cocina durante las últimas semanas. Son varias las recetas que he preparado pero, de entre ellas, he escogido estas patatas para compartir con vosotros parte de su contenido y para contaros que, si también queréis un ejemplar gratuito del libro, no tenéis más que decírmelo. Tan sólo tenéis que dejar un comentario en esta entrada con vuestra dirección de correo electrónico antes de que finalice el próximo jueves 12 de septiembre. A lo largo de los días siguientes realizaré un sorteo entre los participantes y el ganador recibirá un ejemplar que Editorial Planeta tiene reservado como premio.
Y dicho esto, vamos con la receta.
Necesitamos
- 1 bolsa de patatas para guarnición de microondas
- 1 rulo de queso de cabra
- Tallos de cebollino
- Sal en escamas
Preparación
Cocinamos las patatas siguiendo las instrucciones de la bolsa (las mías fueron 7 minutos en el microondas a 750W). Dejamos enfriar.
Retiramos los extremos superior e inferior de las patatas. Vaciamos un poco del centro de cada patata por la parte superior y rellenamos con el queso. Dejamos que sobresalga una buena cantidad de este por encima (al fundirse perderá volumen así que cuanto más generosos seáis, mejor).
Colocamos de pie (se sostendrán sin problema por el corte horizontal de la parte inferior que crea una base estable) sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y gratinar a 180 ºC hasta que estén doradas. Retirar del horno, espolvorear con escamas de sal y cebollino picado.
Servimos en caliente como guarnición de carnes y pescados o, como sugiere Samantha en su libro, como aperitivo.
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