Era una tarde de septiembre 2011. Me sentía nerviosa. Había quedado, por primera vez desde que me decidí a escribir este blog, con otra blogger a quien sólo conocía de manera virtual. Estaba inquieta porque eso de desvirtualizarla y pasar de la pantalla del ordenador al cara a cara me imponía. Y mucho.
Habíamos quedado en un pequeño salón de té de aires profundamente británicos situado en el centro de Madrid. La excusa: entregarle dos revistas que, timidamente, me había pedido le trajera de Inglaterra (donde acababa de pasar unos días visitando a mi familia).
«Si no es mucha molestia» – me había dicho – pero yo tenía claro que, molestia o no, las revistas iban a volar conmigo de regreso a Madrid.
Durante las horas previas a nuestro encuentro intercambiamos varios mensajes en los que palpaba la emoción por parte de ambas. «Llevo un vestido de color rosa» – me escribió en uno de ellos. «Yo visto de verde» – le contesté yo.
Entonces dejamos de escribirnos para acudir a nuestro encuentro.
Un encuentro que, en un principio, se planteaba como un café rápido pero que terminó convirtiéndose en tres horas de conversación, risas y confidencias y que supuso el comienzo de una entrañable amistad que, espero (y deseo), dure mucho tiempo 🙂
Esta blogger no es otra que Yolanda de Cocido de Sopa quien, seguramente, me esté leyendo con una sonrisa en los labios…¿me equivoco?
Hace poco menos de un mes, Yolanda nos convocó a participar en un concurso. Así, sin más, sin ninguna razón especial. Porque le apeteció. Un concurso la mar de atractivo con una temática bien amplia, pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados, y un premio fabuloso, el libro de editorial Blume del mismo título que el concurso.
Por si nos os habéis animado a participar o no os habéis enterado, el plazo para presentar vuestras recetas finaliza en 15 de marzo. Todavía estáis a tiempo.
Desde el momento en que supe del concurso, mi cabecita estuvo dando vueltas a qué receta presentar hasta que, un buen día, lo vi claro. Clarísimo. No podía ser otra receta que esta: tartaletas de membrillo y queso al limón.
Para la elaboración de estas tartaletas me he basado en la receta del quince crumble tart que vi publicada por primera vez en la BBC Good Food Magazine de Octubre 2011, una de las revistas culpables del encuentro entre Yolanda y yo. Una receta que me encandiló el mismo instante que la vi y de la que tomé nota para preparar en una ocasión futura.
Hoy, por fin, muchos meses después, he encontrado la ocasión perfecta para hacerla y puedo certificar que el resultado es infinitamente mejor que el que esperaba.
¡Sublime!
Necesitamos (para 6 tartaletas)
Para el relleno
- 450 grs de dulce de membrillo (si es casero, mejor)
- 2 cucharadas de agua
- 1/2 limón, su ralladura y zumo
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 2 quesitos en porciones
Para la base
- 70 gramos de mantequilla, en dados y fría
- 140 grs de harina de trigo
- 30 grs de almendra molida
- 35 grs de azúcar glas
- 1/2 limón, su ralladura
- 1 huevo pequeño, batido
Para la costra o crumble
- 50 grs de harina de trigo
- 30 grs de copos de avena
- 30 grs de azúcar moreno
- 65 grs de mantequilla, en dados y fría
Preparación
Comenzamos con el relleno. Para ello colocamos todos los ingredientes en una cacerola a fuego lento y removemos hasta que la mezcla alcance el punto de ebullición. Retiramos del fuego y reservamos.
A continuación preparamos la masa para la base. En un cuenco amplio mezclamos la harina, la almendra molida y la mantequilla. Trabajamos los ingredientes con las yemas de los dedos integrando la mantequilla con suavidad y sin prisas. Añadimos el azúcar y la ralladura de limón y utilizamos la misma técnica para integrar estos nuevos ingredientes en la mezcla. Por último, agregamos el huevo y trabajamos la masa hasta conseguir una mezcla uniforme. La envolvemos en papel transparente y enfriamos en la nevera durante 15-20 minutos.
Mientras la masa reposa y se enfría, pre-calentamos el horno a 160 ºC (arriba y abajo, horno tradicional).
Extendemos la masa (si lo hacemos sobre papel vegetal de horno nos resultará después muy fácil transferirla a los moldes), cortamos círculos del tamaño de los moldes para tartaletas y los cubrimos con ellos.
Cubrimos cada molde con un cuadrado de papel vegetal y colocamos judías, garbanzos y piedras de horneas sobre ellos. Estos actuarán como peso y evitarán que las bases se hinchen durante el horneado.
Horneamos durante 10-15 minutos. Transcurrido este tiempo, sacamos las tartaletas del horno, retiramos las judías, garbanzos o lo que hayamos utilizado como peso así como los cuadraditos de papel vegetal y volvemos a introducir en el horno. Cocemos nuevamente durante 5 minutos más.
Una vez listas las bases de las tartaletas, las retiramos del horno y dejamos templar unos minutos antes de rellenar.
Subimos la temperatura del horno a 180 ºC.
Preparamos la mezcla para el crumble, mezclando la harina junto con los copos de avena, el azúcar y la mantequilla. Trabajamos de la misma forma que la masa para la base de las tartaletas, con las yemas de los dedos, hasta que obtengamos una mezcla grumosa (no ha de quedar uniforme – ver foto).
Rellenamos las tartaletas con la mezcla de membrillo y queso. Repartimos el crumble por encima y presionamos ligeramente para que se reparta bien por toda la superficie.
Horneamos nuevamente durante 15-20 minutos o hasta que comiencen a dorarse.
Servimos templadas, solas o regadas con un chorrito de nata líquida o de crema pastelera. De cualquier manera, una delicia 🙂
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