La situación económica en España está dejando cada día a más gente sin trabajo. Parece de ciencia ficción que el número de parados haya superado los seis millones y que este número no tenga pinta de reducirse en un futuro cercano.
Ante una situación como esta, me parece vital mantener el optimismo, enfocarse lo bueno que esta circunstancia nos pueda aportar, mantenerse activo y buscar soluciones alternativas.
Si hay una cosa que compartimos los blogueros gastronómicos es nuestra pasión por la cocina y todo lo que la rodea de modo que…¿por qué no plantearse un cambio de profesión que conlleve dedicarse a aquello que nos gusta y que grandes satisfacciones nos reporta?
Emprender es una palabra que impone ¿verdad? pero que, en estos tiempos que nos está tocando vivir, se ha convertido en compañera diaria y que, para muchos, está resultando la salida a una vida de inactividad profesional.
Buscando información en internet sobre cómo emprender en el campo de la hostelería, he tenido la fortuna de encontrar una web que se centra en el «universo bar» (como a mi me gusta llamarlo), repleta de consejos y buen punto de partida para quien ande dándole vueltas al tema.
Iniciar un negocio hostelero (o cualquier otro) no es tarea fácil, pero si nos documentamos en condiciones y tenemos un buen proyecto empezaremos con buen pie y el éxito, aunque no asegurado, será más probable.
Una de las tapas que yo serviría en un bar, de tenerlo, serían estas palmeritas saladas. Fáciles de preparar, baratas y bien sabrosas que sólo requieren de dos ingredientes. ¿Quién no las disfrutaría junto a una caña recién tirada y bien fresquita?
Aunque también se pueden preparar en casa y dejar que esa caña del bar la acompañen unas bravas, un pincho de tortilla o cualquiera que sea tu tapa o ración preferida.
Necesitamos
- 1 lámina de hojaldre rectangular
- 1 bote de olivada
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