Hay una persona en la blogosfera (conocida por muchos de vosotros) que hace unas semanas me sacó los colores dedicándome una entrada en su blog con motivo de mi cumpleaños.
Digo «me sacó los colores» porque su entrada fue para mí un homenaje en toda la regla. No sólo se molestó en preparar mi dulce favorito (toffees…ñam) sino que me regaló un paquetito y los publicó acompañando la receta de una introducción de lo más entrañable.
Aquel gesto que me llegó al alma y me dejó muda, cosa bastante difícil pero que ella consiguió con la magia de sus palabras.
Ese día me prometí a mi misma homenajearla preparando una receta suya porque un detalle como aquel se merece reciprocidad. Así que aquí estoy, intentando hacerlo lo mejor posible para ver si le llego a la altura del tobillo pero dudo que lo consiga. Y es que esta bloguera es mucha bloguera y estar a su altura no es cosa fácil, aunque no por ello voy a dejar de intentarlo.
Sobre ella puedo decir que es una mujer decidida, directa, clara, fiel, humilde y fuerte. Amiga de sus amigos, dispuesta, entrañable, querida y apreciada por todos…
Sobre su blog, añadir que sus recetas son sabrosas y originales; sus textos impecables, amenos y didácticos; su fotografía impresionante, un regalo para la vista; y sus visitas a los blogs que sigue siempre van acompañados de comentarios entrañables, sinceros, sentidos y acertados…leer sus comentarios es tan agradable como leer las entradas en si.
Después de lo dicho seguro que sabéis a quien me refiero ¿verdad?
¡Pues claro! ¡Has acertado de pleno!
Para ti, querida Yolanda, va la entrada de hoy. Espero que te guste 🙂
Necesitamos
- 1 kilo de tomates
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
- Una pizca de sal
- 250 grs de azúcar moreno
- 150 ml de vinagre balsámico de Módena
- 1 cucharadita de pimientas variadas (yo sólo pimienta negra)
Preparación
Escaldamos los tomates para poder retirar su piel con facilidad.
Para ello, hacemos una cruz en la base de los tomates y los sumergimos en un recipiente con agua hirviendo. Después de un par de minutos los retiramos y los refrescamos pasándolos a otro recipiente con agua fría.
Una vez refrescados, pelamos los tomates, los cortamos en cuartos y desechamos las pepitas y el jugo. Troceamos finamente la carne del tomate y reservamos.
En una cacerola calentamos el aceite y añadimos los tomates. Salamos ligeramente y cocemos, a fuego medio bajo, hasta que se haya evaporado su jugo, removiendo de vez en cuando.
Añadimos el azúcar, el vinagre y la pimienta. Subimos el fuego para llevarlo a ebullición y, una vez que rompa a hervir, bajamos la potencia y dejamos cocer a fuego lento hasta que casi no quede líquido (aproximadamente 45-50 minutos).
Et voilá…en poco tiempo y de manera muy sencilla tendremos un delicioso chutney listo para acompañar quesos, carnes frías, panes, etc. Yolanda lo utilizó para rellenar estos impresionantes muffins (junto con queso de cabra) que tuvimos la gran suerte de probar en la última quedada de bloggers de Madrid y que tengo pensado preparar este fin de semana…¡lo estoy deseando!
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