Esta es una receta que nace de varias otras, de mirar por aquí y por allá, de anotaciones varias, de experiencias acumuladas, de lo que tenía disponible en casa, de ingredientes que estaban a punto de caducar, etc.
¿Os suena lo que os cuento?
Nada nuevo para vosotros ¿verdad?
Ya lo imaginaba, jajaja.
Como os contaba hace un par de días, concretamente en esta entrada, estamos en plena temporada de calabaza y yo he decidido ponerla de moda en mi cocina. Con el puré de calabaza que tengo congelado he ido preparando recetas varias, la primera de ellas llega hoy en forma de flan.
Mi guiri-marido e hijos me han dado el visto bueno y, dedos pulgares apuntando hacia arriba, me han animado a que los prepare de nuevo. «Qué ilusos» – he pensado yo – «pero si en casa de blogger gastronómico…¡no se repiten las recetas!, ¿cómo puede ser que, después de 19 meses de aguantar una madre bloguera, no se hayan dado cuenta de ello?».
En fin, yo no le contesto y me limito a sonreir porque sus comentarios y solicitudes me hacen de lo más feliz.
Y es que ¡qué bien sienta cuando una receta sale bien!
Si queréis comprobarlo por vosotros mismos, seguid leyendo…
Necesitamos (para 8 flanes individuales)
- 750 ml de leche semidesnatada
- 1 rama de canela
- 1 vaso de azúcar (de los de nocilla)
- 2 1/2 sobres de cuajada
- 2 cucharadas de maizena
- 400 grs de puré de calabaza
- 50 grs de queso crema (opcional)
- Caramelo líquido
Preparación
Ponemos 500 ml de leche con la rama de canela y el azúcar en una cacerola al fuego.
Mientras la leche se calienta, desleímos la cuajada y la maizena en los 250 ml de leche restantes.
Cuando la leche alcance el punto de hervor, agregamos la mezcla de la cuajada y la maizena. Removemos sin parar para que no se pegue a la base hasta que espese.
Retiramos del fuego y añadimos el puré de calabaza y el queso crema. Trituramos con una batidora eléctrica para obtener una consistencia cremosa.
Cubrimos la base y los lados de una flanera familiar, o de varias flaneras individuales, con caramelo líquido.
Vertemos la mezcla del flan en la flanera (o flaneras) con mucha suavidad. Para que no se nos mezcle con el caramelo nos ayudamos de una cuchara, usada a modo de tobogán. Deslizamos la mezcla del flan sobre la cuchara colocada dentro de la flanera pero sin tocar el caramelo. Así se llenará la flanera y no se mezclará con el caramelo.
Dejamos enfriar y, una vez frío, lo guardamos en la nevera hasta que cuaje. Si usamos flaneras individuales nos bastará con un par de horas pero si usamos una flanera familiar deberemos aumentar el tiempo.
Nota:
- Estos flanes no son excesivamente dulces, al menos eso me ha parecido a mí aunque al resto de catadores les ha parecido que estaban en su punto. Yo debo de ser muy golosa porque me hubieran gustado una pizca más dulces. Está claro que cada cual tiene su gusto 🙂
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