Hoy me he levantado filosófica y con ganas de escribir sobre sentimientos que vosotros me hacéis experimentar a diario.
Me resulta importante escribir sobre ello, dedicar una entrada única y exclusivamente al asunto.
Necesito escribir sobre vuestros comentarios. Y sobre la manera en que me hacen sentir.
Cuando comentáis en este blog, no imagináis cómo los agradezco. Entiendo que lleva tiempo leer mis entradas, generalmente largas, y me encanta que, después de visitarme, no os marchéis sin contarme lo que pensáis plasmándolo en forma de comentario.
Siendo algo absolutamente opcional y que no tenéis por qué hacer, no dejo de sorprenderme cuando veo que seguís comentando y que no habéis optado por marcharos a leer algún gran blog de los muchos que decoran nuestro panorama bloguero (cosa que sería fabulosa), que no habéis hecho cogido vuestro libro de turno y retomado la lectura (el mío un tanto abandonado, a ver si me pongo las pilas), que no os han entrado ganas de un café y habéis marchado a la cocina a prepararlo o que no habéis encendido la tele para ver las noticias (actividad de alto riesgo hoy en día).
No.
En vez de esto o muchas otras cosas, os habéis quedado conmigo un ratito más. No habéis querido iros sin saludar.
Y…¿sabéis qué?
Que esto os hace fabulosos, especiales y grandes, MUY GRANDES. Hace que me sienta querida y apreciada. Este es el sentimiento del que hablo al principio, ese que vosotros me hacéis experimentar a diario.
Leo vuestros comentarios en mi móvil cuando voy en el bus de camino al trabajo, a primera hora de la mañana. Los leo mientras espero pacientemente en la puerta del colegio a que salgan mis hijos, cuando hago cola en el supermercado, incluso, a veces, ¡cuando voy andando por la calle!
No se si estoy como una cabra pero lo cierto es que os siento como amigos aunque no nos conozcamos en persona y, posiblemente, no lo hagamos nunca jamás.
Hoy escribo sobre esto porque quiero daros las gracias. Porque quiero que sepáis lo mucho que aprecio que me regaléis un par de minutos de vuestro tiempo para decir “hola, aquí estoy”. Porque significa mucho para mí. Porque sin vuestros comentarios este blog sería como un simple cuaderno en el que apuntar mis recetas y punto.
Gracias por cómo me hacéis sentir y por estar ahí, compartiendo y apoyando.
De todo corazón.
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