Si hay algo que celebrar hoy en este rincón de la blogosfera que tanta debilidad tiene por la cultura británica, es el aniversario de la coronación de su reina. Un día como, hace 60 años y a la edad de 26 años, Isabel de Inglaterra fue coronada como Isabel II de Inglaterra. Un extenso reinado tan sólo superado en la historia por el de la reina Victoria, quien ocupó el trono durante 63 años.
Para celebrar los 60 años del reinado de Isabel II, se han programado multitud de festejos a lo largo y ancho del Reino Unido para este fin de semana, aunque habrá muchos otros durante el resto del año.
Suerte tendrán los que se encuentren visitando este país estos días porque, no me cabe la menor duda, que vivirán una experiencia inolvidable y, por supuesto, irrepetible.
Con la intención de unirme a las celebraciones, aunque sea en la distancia y de manera virtual, he preparado unos scones que esta tarde acompañarán mi «afternoon tea». Suena muy British, ¿verdad? Pues bien, porque esa es la intención. Y es que la ocasión no es para menos.
Los scones son unos panecillos ligeros, rápidos y sencillos de preparar. Existen multitud de recetas y se preparan tanto dulces como salados, en sartén o en horno, circulares o triangulares, etc. Los scones que hoy nos ocupan son de los dulces aunque, aún así, la cantidad de azúcar que llevan es mínima. Para potenciar un poco el dulzor he añadido un puñadito de pasas sultanas aunque admiten muchas otros tipos de frutas secas, solas o combinadas, como orejones, arándanos, cerezas, etc.
Estos son los primeros scones que yo comí y me hacía una ilusión enorme hacerlos y compartirlos con vosotros.
Espero que os gusten 🙂
Necesitamos
- 225 grs de harina para repostería (con levadura incorporada)
- Un pellizco de sal
- 50 grs de margarina o mantequilla
- 25 grs de azúcar caster o blanquilla
- 50 grs de pasas sultanas
- 1 huevo «M» batido y la cantidad de leche necesaria para llegar a 150 ml
Preparación
Pre-calentamos el horno a 200 ºC (arriba y abajo, tradicional) y cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal.
En un cuenco amplio mezclamos la harina con la sal e incorporamos la margarina. Trabajamos la mezcla con las puntas de los dedos hasta que la margarina se incorpore a la harina y obtengamos una especie de «migas».
Añadimos el azúcar y las pasas sultanas. Removemos ligeramente.
Por último, añadimos la mezcla del huevo y la leche (150 ml en total), reservando un poco con que pincelar los scones antes de hornear. Mezclamos suavemente.
Es importante no amasar la mezcla en exceso para que los scones nos salgan lo más ligeros posible. Si nos pasáramos con su amasado, al hornearlos se apelmazaría la masa cuando lo que queremos es unos scones ligeros y «etéreos».
Pasamos la masa, que es bastante pegajosa, a una superficie generosamente espolvoreada con harina. La dejamos caer y la empujamos con suavidad para que cubra ligeramente con harina. De esta manera conseguiremos manipularla sin que se nos pegue a los dedos.
Aplastamos hasta obtener un círculo de 1 cm de altura y cortamos con un cortador circular (en mi caso de 5 cms de diámetro). Transferimos los scones a la bandeja de horno. Tomamos la masa sobrante, la juntamos y repetimos la operación.
Untamos los scones con la mezcla de huevo y leche que hemos reservado.
Horneamos durante 8 minutos (el tiempo dependerá del tamaño de los scones).
Transcurrido este tiempo, sacamos la bandeja del horno y esperamos un par de minutos antes de transferirlos a una rejilla para que se enfríen.
Tradicionalmente, los scones se toman abiertos por la mitad, untados de mermelada y acompañados de una nata que se llama «clotted cream» que es difícil encontrar en Madrid. O, mejor debería decir, difícil de encontrar a un precio razonable.
Yo los he servido con nata montada ligeramente azucarada y, a mí personalmente, me han parecido igual de ricos.
¿Será la cantidad de tiempo que hace que no los como?
Posiblemente, jajaja.
Fuente: Be-Ro Flour – Home recipies, 40th edition.
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