Cuántas veces habéis publicado en vuestros blogs recetas sencillas y rápidas de preparar que tienen como resultado platos excelentes, sanos y sabrosos. Y cuántas veces mi comentario ha sido «esta es de las mías» o «esta es de las que a mí me gustan». Y es que este tipo de cocina me encanta. No hace falta pasar horas a la cocina para preparar exquisitos platos, aunque todos disfrutemos dedicando nuestro tiempo a las labores culinarias (esto es indiscutible, de lo contrario no formaríamos parte de esta comunidad ¿verdad?).
Muchas de las recetas que hoy forman parte de mi repertorio habitual las he tomado de vuestros blogs, tal cual las contáis o adaptadas a los gustos de mi familia. Me ayudan enormemente en el día a día y, también, en las ocasiones especiales.
Hoy quiero daros las gracias por ello y no se me ocurre mejor manera que aportando una receta más a la categoría de cocina sencilla y rápida: el yogur natural.
Este yogur no puede ser más fácil ni más rápido de preparar y el resultado es exquisito. Cremoso y suave, tan suave que no necesita que le añadas azúcar cuando lo consumas. Perfecto para acompañar unos cereales en el desayuno o para servir como postre con fruta y mermelada.
Necesitamos
- 1 litro de leche semi desnatada
- 1 yogur natural
Preparación
En una cacerola calentamos la leche hasta que alcance el punto de hervor. Retiramos la cacerola de la fuente de calor y esperamos 30 minutos.
Cuando la leche esté tibia añadimos el yogur, que habremos batido previamente. Mezclamos con unas varillas metálicas, tapamos la cacerola y nos vamos a dormir…que lo tendremos merecido después de tanto trabajo en la cocina, jejeje.
Dejamos reposar la mezcla durante toda la noche a temperatura ambiente y, cuando nos levantemos a la mañana siguiente, tendremos un exquisito y cremoso yogur listo para el desayuno 🙂
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