Me gusta poco utilizar anglicismos cuando tenemos un idioma rico en expresiones y vocabulario. Soy gran defensora de la utilización del español siempre y cuando haya una palabra o expresión equivalentes pero llamar a esta crema «merengue crema de mantequilla» me resulta de lo más extraño así que, disculpas por delante, me voy a referir a ella como «Swiss meringue buttercream» o SMB (para que no se me cansen los dedos tecleando el nombre completo – ¡que hoy estoy un poco vaga!).
Bueno, a lo que iba y sin dispersarme más, esta es una crema estupenda para rellenos y coberturas. Fácil de hacer. Con un delicioso sabor suave y cremoso. La mantequilla queda «camuflada». Su sabor no es dominante, sin embargo aporta una textura suave que no se consigue con otras cremas de relleno.
Necesitamos
Para rellenar un bizcocho de 26 cms de diámetro y sólo dos pisos, yo utilicé la clara de un sólo huevo, 80 grs de azúcar , 120 grs de mantequilla (a temperatura ambiente y cortada en tacos), 1/2 cucharadita de esencia de vainilla y 1 pellizco de sal.
La fórmula del SMB es la siguiente: 1 de claras de huevo x 2 de azúcar x 3 de mantequilla.
O sea que, si utilizamos 100 grs de claras, tendremos que añadir 200 grs de azúcar y 300 de mantequilla. La esencia de vainilla y la sal las aumentamos en consecuencia.
Preparación
Calentamos al baño maría la clara de huevo y el azúcar, sin dejar de remover con unas varillas hasta que se haya disuelto el azúcar por completo. Es importante no dejar hervir el agua ya que: 1. podría salpicar la mezcla y luego no podríamos montar la clara a punto de nieve y 2. podría cuajar la clara de huevo por los bordes y nos arruinaría el merengue.
Retiramos el recipiente del fuego y lo introducimos en un bol con hielo con el fin de cortar la cocción lo más rápido posible. Después de unos minutos, una vez frío, pasamos el merengue a otro recipiente, el añadimos la sal y lo montamos a velocidad alta.
Cuando el merengue empiece a formar picos, paramos la batidora y le añadimos la esencia de vainilla. Comenzamos a batir de nuevo pero a velocidad media, mientras vamos añadiendo la mantequilla.
Paramos de batir cuando haya adquirido la consistencia que deseamos.
¡Ahora sólo necesitamos un bizcocho en el que untarla!
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