Ayer me entró el gusanillo del «vaciado y consumo» de nevera, congelador, despensa, etc. Cuando esto me pasa, decido utilizar todo lo que tenga en casa antes de hacer una nueva compra. Normalmente coincide con cuando nos vamos a ir de vacaiones pero esta vez ha llegado así, sin avisar, como la primavera. En épocas como esta una se vuelve creativa y termina preparando platos que no están escritos en ningún libro y con combinaciones insólitas de ingredientes. La receta de hoy no es precisamente una de esas porque para preparar esta terrina de merluza y tomate tenía todo lo que necesitaba, pero es que ayer era mi primer día de «vaciado y consumo»…¡veremos con lo que me presento en un par de días!
Necesitamos
- 300 grs de filetes de merluza conogelados
- 3 huevos (L)
- 2 cebollas
- 1 lata pequeña de tomate entero pelado (390 grs)
- 1 cucharada de azúcar
- Sal
Preparación
Comenzamos pelando y picando las cebollas (no hace falta picar finamente ya que más adelante las trituraremos). En una sartén, o cacerola, de base amplia las pochamos a fuego lento. Tapamos la sartén, o cacerola, para que no se nos evapore su jugo y se cocinen más rápido.
Cuando las cebollas estén transparentes, añañdimos el tomate (previamente triturado), la cucharada de azúcar y sofreimos durante 20-25 minutos manteniendo el fuego lento. Añadimos los filetes de merluza (descongelados), tapamos y cocemos durante 5 minutos.
Pasamos esta mezcla a un recipiente hondo, añadimos los huevos y trituramos hasta que parezca un puré. Salamos a nuestro gusto.
Precalentamos el horno a 175 ºC (arriba, abajo y turbo).
Engrasamos un recipiente alargado apto para horno y volcamos en él la mezcla.
Horneamos al baño maría durante 35-40 minutos (o hasta que pinchando con un palillo nos salga limpio). Si vamos a consumirla en el momento, dejamos reposar la terrina durante 10-15 minutos antes de desmoldarla. Podemos dejarla templar más tiempo si la vamos a tomar más tarde.
Esta terrina es un clásico en la cocina de mi familia. Está rica de cualquier manera: caliente, fría, untada sobre pan crujiente, etc. Es una forma diferente de comer pescado perfecta para esos días que nos apetece variar. Riquísima con una verdura de acompañamiento. ¡Anímate y disfrútala!
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