La ocasión lo pide a gritos. Esta noche es noche de premios, de alfombra roja y de glamour. Es la gran noche del CINE, tema que este mes protagoniza el reto «Tú el café, yo las pastas».
A pesar de que Marina, de BlauKitchen , y yo tenemos «pactado» publicar las recetas de nuestro humilde reto el día 1 de cada mes, en esta ocasión no hemos podido resistir adelantar la fecha para hacerla coincidir con la ceremonia de los Oscars.
Nos sumamos a las celebraciones que, esta noche, inundarán Hollywood homenajeando al «séptimo arte» a nuestra manera. De mi homenaje os hablo más adelante. Del de Marina no puedo decir nada todavía. No se qué tendrá preparado pero seguro que es algo sorprendente y elegante, como siempre, como todo lo que hace ella. Estoy deseando pasarme por su BlauKitchen a verlo aunque no tengo pensado irme de aquí sin antes cumplir con mi parte del reto.
Mi homenaje particular está dedicado a los orígenes del cine. Al fascinante cine mudo. Al cine en blanco y negro en el que las historias eran narradas a través de viñetas acompañadas de una música de fondo a piano y en cuyas proyecciones los protagonistas siempre parecen moverse con prisas. Maravilloso ¿verdad?
El cine nació de manos de Louis y Auguste Lumiére. Responsables de la invención de cinematógrafo, estos hermanos franceses revolucionaron el mundo del entretenimiento con un artilugio que permitía tomar imágenes en movimiento al tiempo que las proyectaba sobre una pantalla.
La presentación oficial del cinematógrafo tuvo lugar en París la noche del 28 de diciembre de 1895, con un éxito enorme que suscitó mucho entusiasmo entre los asistentes. Sin embargo, a pesar del éxito inicial, durante un tiempo el cine fue considerado una atracción menor, incluso un número de feria, que necesitó del ingenio de George Méliès, director del teatro Robert Houdin, para elevarlo a una nueva dimensión.
George Méliès fundó el primer estudio de cine, en el que usó todos sus recursos para simular experiencias mágicas, creando rudimentarios, pero eficaces, efectos especiales.
En 1902 creó «Viaje a la Luna», su obra maestra, considerada la primera película de ciencia ficción de la historia. Esta película, de diez minutos de duración, cuenta la historia de un científico que propone crear un cohete para llegar a la luna. Apoyado por otros sabios y aprobado su proyecto, este científico y y su equipo consiguen pisar suelo lunar y encontrarse con los selenitas, habitantes de la Luna.
«Viaje a la Luna» supuso un derroche de imaginación, con unos asombrosos efectos especiales y el toque de humor y surrealismo característicos de su creador.
Con la imagen de esta película «Viaje a la Luna», pongo fin a esta introducción sobre los orígenes del cine y paso a contaros en qué consiste mi creación para II Reto «Tú el café, yo las pastas».
Y como esta es una entrada homenaje al cine mudo, no puedo hacerlo de otra manera que como si de una película de principios del siglo XX se tratara. Espero que os guste.
HISTORIA DE UNA COOKIE
Érase una vez, unos ingredientes…
…que preparados así…
…se transformaron en una enorme y sabrosa cookie…
…que fue devorada por unos niños muy golosos…
…acompañada de helado de vainilla y polvo de oreo…
…quienes, tras llenar sus barriguillas, fueron felices pero no tuvieron espacio para comer perdices.
Sobre la cookie, os cuento que tiene 24 cms de diámetro, que el ojo, la ceja, la nariz y la boca están dibujados con polvo de oreo y que el proyectil es un tigretón cortado al bies y sujetado con un palillo. Como veréis, todo muy rudimentario, como los efectos de las películas de George Méliès. Jajajaja.
Besos a tod@s y… ¡¡¡ hasta la próxima !!!
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