El sábado por la mañana tuve una experiencia «paranormal». Me levanté bien tempranito con la intención de preparar la receta de «el bizcocho de natas» de Isabel de Aliter Dulcia y tenerlo listo para desayunar en familia.
Siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Isabel, con excepción del uso de «nata fresca» que es tan difícil de encontrar que ni siquiera me molesté, comencé por montar la nata que Isabel recomienda como sustituto y, en menos que canta un gallo, tenia lista la mezcla de todos los ingredientes que se cocía lentamente en el horno.
Esperé pacientemente a que templara mientras preparaba la mesa para la sesión de fotos. El olor que desprendía me estaba martirizando, era delicioso. Mis tripas me pedían que me diera prisa, que acabara cuanto antes, que me dejara de tanta foto y que me sirviera un trocito de bizcocho para acompañar mi té del desayuno.
Y así hice.
Partí un trocito de bizcocho, me lo llevé a la boca y, entonces, ocurrió. La vista se me nubló, la realidad de mi cocina desapareció de mi alrededor y el más absolutamente delicioso de todos los placeres me invadió.
Creo que hasta levité y todo…:)
Después de un buen rato en una especie de semi-éxtasis, medio recuperé el sentido y alcancé a llegar hasta el ordenador para contarle a Isabel lo maravillosamente espectacular que es su bizcocho.
Querida Isabel, gracias, gracias, gracias…y muchas más gracias, por compartir con nosotros tan fabulosa receta. Créeme si te digo que es el bizcocho más sabroso que he probado jamás. No exagero. Y eso que no lo he preparado con natas frescas que si no…pues lo mismo…¡todavía no me he recuperado de mi experiencia «paranormal» y aún estoy levitando en mi cocina!
Para todo aquel que se atreva, ahí va la receta.
Necesitamos
- 200 ml de nata para montar (mínimo 35% de materia grasa)
- 150 grs de azúcar
- 3 huevos
- Ralladura de 1/2 limón
- 200 grs de harina de trigo
- 1 cucharadita de polvo para hornear (tipo Royal)
Preparación
Pre-calentamos el horno a 180 ºC (arriba y abajo, tradicional).
Preparamos el molde engrasándolo con mantequilla y espolvoreándolo con harina (retirando el exceso). Lo cubrimos con papel de hornear para facilitar el desmoldado.
Batimos la nata (que debe de estar muy fría) y, cuando empiece a espesar, le añadimos el azúcar cucharada a cucharada. Batimos durante este proceso hasta obtener una consistencia semi-montada, parecida a la del yogur griego.
Incorporamos los huevos y la ralladura de limón. Removemos hasta incorporar.
Por último, tamizamos la harina junto con el polvo de hornear y lo añadimos a la mezcla anterior. Batimos ligeramente para obtener una masa homogénea y sin grumos.
Vertemos en el molde y horneamos unos 40-45 minutos.
Transcurrido este tiempo, sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Espolvoreamos con azúcar glas, servimos y…levitamos !!!
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