Esta receta nació hace unos 8 años, un día de esos que hay que aprovechar los ingredientes que hay en la nevera. Gustó tanto que no dudé en agregarla a mi recetario. Hoy ya es uno de los platos clásicos de mi cocina. La cremosidad de la salsa, con ese toque ligeramente amargo que le aporta el yogur griego, gusta a todos los que la prueban. Hoy la comparto con vosotros. Espero que también os guste.
Necesitamos
- 425 grs de pechugas de pollo
- 3 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite
- 1 cucharada de harina de trigo
- 150 ml de agua
- 1 pastilla de caldo de pollo
- 1 yogur griego
- Pimienta
Preparación
Partimos las pechugas de pollo a lo largo en trozos de unos 3 cms de ancho.
Ponemos el aceite en una cacerola ancha y freímos los dientes de ajo picados lentamente. Cuando empiecen a dorarse, añadimos las pechugas de pollo y las cocinamos por todos sus lados durante un par de minutos para que se cocinen sólo por fuera. Añadimos la harina y removemos hasta que cubra las pechugas.
Desleimos la pastilla de caldo en el agua y lo incorporamos a la cacerola. Hervimos a fuego lento durante 5 minutos hasta que la salsa espese. Añadimos pimienta al gusto.
Por último, añadimos el yogur griego, lo ligamos a la salsa y…listo para comer.
Notas
- No es necesario añadir sal. La pastilla de caldo se encarga de aportarla.
- Podemos utilizar pechugas enteras o incluso pollo troceado, muslos, etc. Sólo tendremos que ajustar el tiempo de cocción para que no nos quede crudo por dentro.
- La pimienta, si es blanca, mejor.
- Importante tener mucho pan a mano porque no podréis evitar la tentación de mojar en la salsa.
- Riquísimo con arroz blanco o puré de patata.
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