Esta es una receta de las mías. No la he heredado de mi abuela, ni de mi tía ni nada parecido. La he copiado de Maco, una amiga muy especial que hace años se marchó a vivir a Méjico. Maco nos preparó esta receta a quien hoy es mi guiri-marido y a mí durante una visita al DF. Nos gustó tanto que, desde entonces, la he preparado en muchas ocasiones aunque adaptada a nuestros gustos. Si tienes interés en la receta tradicional seguro que la puedes encontrar en la web.
Esta entrada va dedicada a Maco, con todo mi cariño.
- 5 tortillas de maíz
- 1 1/2 pechugas de pollo
- 300 grs de salsa de tomate casero
- Queso rallado
- Nata líquida (yo utilicé el preparado para cocinar a base de vegetales de Mercadona)
- Aceite de oliva
- 600 ml de salsa bechamel clarita
Preparación
Cocinamos las pechugas de pollo de la forma que prefiramos (al vapor, cocidas, plancha, etc) cuidando que queden jugosas. Las picamos, mezclamos con la salsa de tomate, dividimos en cuatro partes y reservamos.
Engrasamos una sartén y tostamos ligeramente las tortillas de maíz, una a una, por las dos caras. Notaremos cuando están listas porque se abomban un poco como si cogieran aire por dentro.
En una fuente de horno engrasada, colocamos una tortilla, la cubrimos un cuarto de la mezcla de pollo y tomate, espolvoreamos con queso rallado y regamos con un poco de nata líquida. Repetimos la operación hasta acabar con una tortilla de maíz.
Vertemos la salsa bechamel sobre el pastel, espolvoreamos con queso rallado (también se le puede echar un poquito de pan rallado) y lo horneamos a 200 ºC (arriba y abajo) durante 20-25 minutos o hasta que comience a dorarse.
Sacamos del horno y dejamos reposar 5 minutos antes de servir para que se asiente el pastel. Acompáñalo con una ensalada de hojas verdes y disfruta de esta rica receta mejicana.
¡Feliz viernes!
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