Madre mía qué rápido pasa el tiempo. Si parece que fue ayer cuando Ingrid y Alba, las chicas de Film and Food, nos proponían el reto para el mes de septiembre.
Una propuesta tan original como las anteriores a través de la cual nos animan a sacar al niño que llevamos dentro mediante la publicación de una receta de nuestra infancia. Precioso ¿verdad?
En mi caso no ha sido fácil. Son muchos los platos que me transportan a la niñez y mi abuela la culpable de ello. Magnífica cocinera y estupenda repostera, recuerdo sus dulces como un placer para los sentidos.
Quizás mi favorito fueran las croquetas de arroz con leche, pero estas ya las tengo publicadas (si quieres verlas pincha aquí) de modo que he tenido que buscar otra receta y me he decantado por estas empanadillas de crema.
A mí no me han quedado tan ricas como las de mi abuela. Desgraciadamente no he podido contar con la receta (mi abuela ya no está entre nosotros para pasármela) de modo que, la que aquí os traigo, es mi versión.
Una versión que, clarísimamente, necesita mejorar así que yo me quedo con este reto hasta que consiga aquel sabor de mi infancia. Espero no tardar mucho 🙂
Necesitamos
- 250 ml de leche
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 rama de canela
- La piel de 1/2 limón
- 2 o 3 cucharadas de azúcar
- 1 yema de huevo
- 1 cucharada de harina de maíz
- 1 paquete de obleas
- Azúcar glas
- Canela en polvo
- 1 huevo batido
Preparación
Preparamos primero una crema pastelera.
Para ello, en una pequeña cazuela calentamos 200 ml de leche junto con la esencia de vainilla, la rama de canela y la piel del limón (sin que llegue a hervir).
Mientras tanto, diluimos la harina de maíz en el resto de la leche. Añadimos la yema del huevo y el azúcar. Removemos bien para que se mezclen todos los ingredientes. Incorporamos tres o cuatro cucharadas de la leche caliente a esta mezcla y removemos.
Retiramos del fuego y dejamos enfriar antes de rellenar las obleas.
Pre-calentamos el horno a 200 ºC (turbo).
Extendemos las obleas y, sobre cada una de ellas, espolvoreamos una cucharadita de azúcar glas y canela al gusto. Las aplastamos ligeramente con la palma de la mano.
Colocamos una cucharadita de crema pastelera en el centro de cada oblea y doblamos por la mitad, formando medias lunas. Procuramos que no quede aire en el interior. Sellamos los bordes con un tenedor para asegurarnos que el relleno no se salga al hornearlas.
Frotamos una bandeja de horno con una pastilla de mantequilla para engrasarla ligeramente. Colocamos las empanadillas sobre la bandeja y las untamos con huevo batido.
Horneamos durante 10-12 minutos, hasta que veamos que han cogido un color dorado.
Retiramos la bandeja del horno y colocamos las empanadillas sobre una rejilla para que se templen.
Espolvoreamos con azúcar glas y servimos.
Las podemos tomar como postre, merienda, etc. aunque a mí, personalmente, como más me gustan es con un café después de comer.
Heaven !!!
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