- 1 paquete de masa quebrada
- 1 cebolla
- 1 puerro
- 12 parrochas
- 100 grs de queso rallado
- 3 huevos
- 200 ml de nata líquida o preparado vegetal para cocinar
- 150 ml de leche
- Aceite de oliva suave
- Sal y pimienta
- Harina
- Papel de horno
Preparación
Retiramos las tripas y las espinas de las parrochas. Las lavamos bajo un chorrito de agua fría, secamos con papel de cocina y reservamos.
Cortamos la cebolla y el puerro en juliana.
En una sartén calentamos un par de cucharadas de aceite. Pochamos la cebolla y el puerro a fuego lento y con la sartén tapada durante aproximadamente 12-15 minutos, con una pizca de sal. Transcurrido este tiempo, retiramos del fuego y dejamos templar.
Engrasamos una fuente para tartaletas y la espolvoreamos con harina. Cortamos un círculo de papel de horno del mismo diámetro que la base de la fuente y lo colocamos cubriendo el fondo.
Extendemos la masa quebrada sobre la fuente de horno asegurándonos de que quede centrada y no se nos descoloca el papel de horno. Cubrimos las base con la cebolla y el puerro.
Sobre la cebolla y el puerro colocamos las parrochas, con la parte estrecha de la cola en el centro de la fuente.
Cubrimos con el queso rallado.
Batimos los huevos junto con la nata líquida y la leche. Vertemos esta mezcla sobre el queso rallado.
Doblamos los bordes de la masa hacia dentro procurando que quede espacio entre la masa y el relleno (éste aumentará de volumen en el horno y se integrara con la masa desapareciendo el hueco).
Horneamos en horno pre-calentado a 200 ºC (arriba y abajo) durante 45 minutos hasta que esté bien cuajada.
Si los bordes de la masa se doran antes de tiempo, cubrimos la tartaleta con una lámina de papel de aluminio para evitar que se queme. Retiramos el papel 10 minutos antes del final para que el relleno también se dore.
Dejamos reposar 15-20 minutos antes de servir.
Acompañamos de una ensalada de brotes tiernos y…¡disfrutamos!
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