Pudin de pan y mantequilla, esta sería la traducción literal de este clásico postre de la cocina británica. Uno de mis favoritos. Sencillo de preparar y con un resultado deliciosamente suave.
Es recomendable utilizar pan del día anterior (incluso de dos días antes), que esté un poco seco para que no pierda forma cuando lo mojemos en la natilla.
En cuanto al tipo de pan, se puede utilizar cualquier tipo. Yo he utilizado pan integral pero estará igual de rico con pan blanco, pan de brioche, etc.
Esta receta la he preparado junto con mi hija Anna, quien cada día me ayuda más en la cocina y con la que disfruto enormemente.
Con ella me gustaría participar en el concurso «Recetas madres e hij@s» que organizan Trini Altea, del blog «La cocina de Trini Altea», y su hija Trini Santander, del blog «El duendecillo de mi cocina».
Gracias a ambas por brindarnos esta oportunidad. Lo hemos pasado en grande y esperamso que os guste el resultado tanto como a nosotras.
Necesitamos
- 30 grs de mantequilla
- 8 rebanadas de pan de molde sin corteza
- 50 grs de pasas sultanas
- 350 ml de leche entera
- 50 ml de nata líquida
- 2 huevos
- 25 grs de azúcar blanca
- Una cucharadita de canela en polvo
- Una cucharada de azúcar moreno
- Un pellizco de nuez moscada
Engrasamos una fuente de horno con mantequilla.
Untamos las rebanadas de pan de molde con la mantequilla, sólo por una cara, y las cortamos por la mitad en diagonal de modo que de cada rebanada obtengamos dos triángulos.
Colocamos el pan en la fuente con la cara de la mantequilla hacia arriba. Esparcimos las sultanas por encima y espoloreamos con canela.
Batimos los huevos y el azúcar blanca en un bol. Calentamos la leche junto con la nata líquida. Cuando arranque a hervir, la añadimos a los huevos, poquito a poco, y removiendo para que no cuajen.
Vertemos esta mezcla sobre el pan. Espolvoreamos con azúcar moreno y nuez moscada. Dejamos reposar durante 30 minutos.
Pre-calentamos el horno a 180 ºC (arriba y abajo).
Horenamos durante 30 minutos, o hasta que la natilla haya espesado y el pan esté dorado, y servimos inmediatamente.
¡Al ataque!
Deja una respuesta