Siempre me ha sorprendido que Gran Bretaña, a pesar de ser una isla, no cuente con una cocina rica en pescado. Tendria su lógica ¿no?. Rodeada de mar por todos sitios y, sin embargo, poco amiga de incorporar el pescado a su gastronomía. Una verdadera lástima, al menos eso pienso yo.
La carne le ha ganado terreno al pescado ya que, a título popular, pocos son los pescados que comen los británicos: el bacalao, la merluza, el salmón y la trucha son los más consumidos.
Esta es una de las pocas recetas de pescado que mi suegra o mis cuñadas nos preparan cuando vamos de visita: una auténtica y tradicional receta británica. A mis hijos les encanta.
Me encantaría poder aportar muchas recetas de pescado a esta sección de cocina británica pero creo que no va a ser el caso. A parte de estos pasteles y el famoso «fish and chips» poco más hay que contar pero…prometo investigar sobre el asunto y volver con más.
Mientras tanto, espero que disfrutéis de estos pasteles que son ideales para una cena sana y nutritiva.
Necesitamos (para 4 personas)
- 1 cebolla picada
- 4 filetes de salmón fresco (sin piel ni espinas)
- 350 ml de caldo de pescado
- 500 grs de patatas en puré
- 1 cucharadita de perejil picado
- 1 huevo batido
- Pan rallado
- Harina
- Sal
- Aceite de oliva suave
Preparación
Cubrimos la base de una cacerola con la cebolla y, sobre esta, colocamos el salmón y lo regamos con el caldo de pescado. Tapamos la cacerola y cocemos a fuego medio-bajo durante 5 minutos.
Pasado este tiempo, retiramos la cacerola del fuego y dejamos atemperar. Pasamos los filetes de salmón a un cuenco y los desmenuzamos con los dedos. Añadimos el perejil y salamos al gusto.
Colamos la cebolla y se la añadimos al puré de patata. El caldo no lo vamos a utilizar pero lo podemos guardar para preparar una salsa.
Mezclamos el salmón con la patata y cebolla. Comprobamos el punto de sal y añadimos más si fuera necesario.
Dividimos la masa en ocho partes iguales y formamos «cakes» con cada una de ellas. Los pasamos por harina retirando el exceso y los colocamos en una fuente cubriéndolos con papel transparente. Los dejamos reposar en la nevera durante 30 minutos. Este paso es importante sino queremos que se nos desmenucen a la hora de empanarlos.
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