No se si os pasa a vosotros pero para mí hay dos categorías de libros de cocina.
Por una lado, esos pequeños libros que pasan a ocupar un lugar importante en nuestras cocinas. Auténticas joyas que nos demuestran que no es necesario pagar mucho para contar con una recopilación de buenas recetas.
Por otro, están los libros que nos venden como grandes e indispensables, que vemos en los escaparates de todas las librerías y que nos meten por los ojos a la primera de cambio. Libros que, no siendo malos, nos aportan poco y terminan siendo meros objetos decorativos en las estanterías de nuestras cocinas.
En mi casa hay un poco de todo. A lo largo de los años he ido comprando muchos libros, otros me los han regalado o me los han pasado mis padres. Así que tengo libros de cocina de todo tipo: viejos, nuevos, con fotos, sin ellas, de cocina regional, internacional, etc. De vez en cuando me gusta echarles un vistazo y refrescarme la memoria sobre las recetas que contienen. Este ha sido el caso del libro del que ha salido la receta de hoy: un archivador de recetas coleccionables que regalaba El País y que mi padre, en su día, guardó semana a semana.
Hace un par de semanas lo estuve ojeando. Buscaba encontrar un postre sencillo con el que rematar una cena de amigos en casa y me llamó la atención esta terrina. Tenía mucho dulce de membrillo en la nevera al que dar salida (este año he hecho cantidades industriales y, a pesar de haber regalado mucho, todavía tenía 4 o 5 barras) así que decidí dar buena cuenta de ellas preparando este postre que hizo las delicias de todos los comensales…espero que las vuestras también 🙂
Con estas cantidades tendremos para unas 10 personas.
Necesitamos (para un molde de 25 x 11 cms)
- 1 kg de dulce de membrillo (receta casera aquí)
- 175 grs de queso crema
- 1 vaso de nata líquida para montar
- Zumo de 1 limón
- 3 cucharadas de azúcar glas
- Aceite de girasol
Para la salsa de hierbabuena
- 3 yemas
- 4 cucharadas de azúcar
- 300 ml de leche
- 1 manojo de hierbabuena (o menta)
Preparación de la terrina
Con la batidora eléctrica, montamos la nata (que debe estar muy fría). Cuando se empiecen a marcar las varillas, añadimos el azúcar glas y batimos durante un par de minutos más.
Mezclamos la nata con el queso crema y el zumo de limón. Removemos hasta que se integren todos los ingredientes.
Untamos un molde rectangular con una pizca de aceite de girasol, retiramos el exceso con papel de cocina absorbente.
Cortamos el dulce de membrillo en tiras finas a lo ancho y cubrimos la base del molde con ellas. Sobre el membrillo extendemos una capa de la crema de queso. Colocamos otra capa de membrillo, otra de crema de queso, y así hasta terminar con una capa de membrillo.
Dejamos enfriar en la nevera durante, al menos, 8 horas antes de consumirlo (yo lo tuve 24 horas).
Preparación de la salsa
Hervimos la leche con la hierbabuena durante 10 minutos. Colamos y deshechamos la hierbabuena.
Batimos las yemas con el azúcar en un cuenco. Añadimos un par de cucharadas de leche y removemos. Añadimos otro par de cucharadas de leche y removemos nuevamente. Añadimos el resto de la leche y colocamos el cuenco sobre un cacito con agua.
Cocemos al baño maría removiendo lentamente hasta que la mezcla espese.
Retiramos del fuego y dejamos enfriar.
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