Esta hortaliza fue descubierta por un campesino en los alrededores de Bruselas, allá por el año 1850, quien observó que de unas raíces de achicoria silvestre estaban creciendo unos brotes alargados, de hojas amarillentas. Tras comprobar que eran comestibles, se dedicó a cultivarlas.
Poco después, el botánico belga llamado Crézier mejoró el procedimiento de decoloración y los brotes adquirieron su aspecto actual.
La endibia es muy digestiva, baja en calorías y rica en agua, lo que la hace un alimento perfecto para dietas. A la hora de comprarla debemos de asegurarnos que las hojas son firmes, brillantes y sin manchas.
Yo he tenido la suerte de no haber tenido que salir a comprarla. HuerCasa me envió un lote de productos como premio al «mejor blog» del concurso «Vida sana – cocina con remolacha» compuesto por maíz, remolacha y endibias. Desde aquí, nuevamente, gracias por el premio.
Espero que os guste la receta 🙂
- Una bandeja de endibias de 480 grs50 grs de mantequilla4 cucharadas de aceite de oliva suave45 grs de azúcar moreno
Para servir
- Rebanadas de pan tostado
- Un rulo de queso de cabra
PreparaciónCortamos las endivias, a lo largo, en cuatro trozos.Calentamos la mantequilla y el aceite en una sartén de base amplia. Añadimos las endibias y las salteamos durante un minuto.Espolvoreamos con el azúcar y dejamos que se cuezan a fuego lento durante unos 5 minutos. Volteamos las endibias varias veces para que se caramelicen por todos lados.
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