María está de aniversario y tiene a media blogosfera revolicionada.
Nos tiene a todos trabajando como locos con el concurso celebración de su primer año de blog Cosicas dulces…y alguna salada.
Y no es para menos.
De María se intuye que es una mujer excepcional (y digo «intuye» porque no la conozco en persona – que ya me gustaría, ya – pero es fácil adivinar qué tipo de persona se esconde tras sus entradas y comentarios).
Una de las blogueras más entrañables del panorama actual, siempre cuenta con una palabra amable y cariñosa cuando pasea por nuestros blogs. Cosicas dulces…y alguna salada es uno de mis blogs favoritos (seguro que no soy la única que piensa igual), de un éxito que lo acompaña casi desde sus comienzos…su buen hacer y dedicación son los culpables !!!!
A través de su concurso, María nos pide que cocinemos una receta tradicional de nuestra región y me ha tenido dándole vueltas al coco pensando en qué preparar desde hace semanas.
Madrid es conocido por los callos, el cocido y los churros, tres recetas que quedaron descartadas desde el primer momento. Las dos primeras por la época del año en que nos encontramos, la combinación verano-callos o verano-cocido no me ha pareció la más apropiada (uf, me entran sudores sólo de pensarlo) y la tercera necesita de un utensilio especial para su elaboración del que no dispongo con lo cual, también descartada.
Buscando en libros y en la web recetas tradicionales de Madrid, me topé con estos huevos a la madrileña (de los que jamás había oído hablar) y fue amor a primera vista.
Son fáciles de preparar y no necesitan de utensilios especiales, ni de ingredientes raros así que no lo dudé ni un instante.
Espero que os gusten tanto como nos han gustado a nosotros (tanto que no me ha dado tiempo ni a fotografiarlos una vez gratinados y listos para disfrutar, jajaja).
No me cabe la menor duda que los volveré a repetir.
Gracias, María, porque me has hecho descubrir una receta 10, maravillosa y fabulosa.
Ingredientes
- 4 huevos (frescos, de no más de 4 días)
- 500 ml de salsa bechamel
- 4 crdas de salsa casera de tomate
- Queso rallado para gratinar
Preparación
Partimos de la base de que tenemos las dos salsas (bechamel y casera de tomate) ya preparadas, con lo que comenzamos por escalfar los huevos.
Para ello es necesario contar con una sartén lo suficientemente amplia para los cuatro huevos, en nuestro caso, o el número que vayamos a escalfar. Debe de haber espacio entre ellos para que no se nos peguen las claras. Si no tenemos una sartén amplia, utilizaremos dos o las que sea necesario.
Llenamos de agua la sartén y la llevamos a ebullición suave, manteniendo el hervor en un punto en que se empiezan a formar burbujas en la base de la sartén. Cascamos los huevos, uno a uno, y los dejamos caer suavemente en la sartén. Transcurrido 1 minuto (no más – utiliza un temporizador porque este paso es importante), apartamos la sartén del fuego y dejamos reposar en ella los huevos durante 10 minutos.
Mientras los huevos reposan en el agua, cubrimos la base de cuatro platos aptos para horno con una fina capa de salsa bechamel.
Una vez transcurridos los 10 minutos, retiramos los huevos con una espátula, dejándola reposar unos segundos sobre papel de cocina para que escurra el exceso de agua.
Colocamos los huevos en los platos sobre la base de la bechamel, cubrimos la yema con una cucharada de tomate y, encima de esta, vertemos el resto de la bechamel.
Espolvoreamos con queso rallado y gratinamos hasta que estén dorados.
Servimos inmediatamente acompañados de mucho pan…aunque esto último creo que sobra decirlo ¿no?
Fuente: www.cocinavivo.com
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