Tengo una larga lista de asignaturas pendientes en materia de cocina a las que, poquito a poco, voy enfrentándome. Tachar alguna de la lista me da una alegría enorme, sobre todo si los resultados son buenos.
De estas asignaturas pendientes hay una que resiste el paso del tiempo y que ahí continúa mirándome cada vez que repaso la lista: los panes caseros.
A lo largo del 2012 me he dicho en múltiples «de este año no pasa» (os suena la frasecita ¿verdad?) pero los meses han ido pasando, nos hemos plantado en octubre y aquí sigo sin plantarle cara a los panes.
Cuando, el julio pasado, Clara, Daniela, Salomé y Virginia se unieron para crear Bake the world vi que mis oportunidades de acabar el año cumpliendo uno de mis propósitos aumentaban. Me lo estaban poniendo en bandeja. De plata. Estaba claro que era el empujoncito que necesitaba.
A partir de entonces mi intención de participar en sus retos mensuales ha quedado en eso, en intención. Y es que me resulta complicado organizar mi tiempo de la manera que necesita preparar panes caseros. Con unos tiempos de amasado, reposo, levado, etc que me son antipáticos por la cantidad de compromisos ineludibles que tengo. De lunes a viernes es imposible. Trabajo fuera de casa por lo que ni me lo planteo. Y los fines de semana la familia demanda mucha atención y gran parte de mi tiempo. Esto puede sonar a excusa pero no lo es. Es una realidad como un templo. La mía y, seguramente, la de muchos de vosotros.
En fin, una vez explicado todo esto y a pesar de ello, yo sigo en mis trece con lo de los panes caseros y espero conseguir adentrarme en su mundo en breve. El primer paso, el de la masa madre, ya lo he dado…yupiiieeee…y tengo una sana masa madre en la nevera en la que tengo puestas mis esperanzas de buenos y ricos panes caseros futuros. De los resultados que obtenga ya os contaré cuando sea el momento, ahora vuelvo al tema que hoy nos trae que es el de la chapata, que es el pan que las chicas de Bake the world proponen para el mes de octubre
Si ya os he contado más arriba que mi agenda semanal no deja mucho tiempo libre a los panes, con la chapata me ha resultado del todo imposible. La masa de este tipo de pan requiere varios tiempos de reposo y el proceso es largo de modo que, después de consultar múltiples fuentes de información y de ver algún que otro vídeo, decidí que no iba a poder preparar la receta tradicional. Sin embargo seguía queriendo participar en el reto Bake the world de este mes que, además y para más INRI, coincide con el día internacional del pan, por lo que me decanté por preparar las chapatitas del libro «Pan y bollería con thermomix».
Y así, sin vergüenza alguna y al más puro estilo Falsarius chef, me lié la manta a la cabeza y me puse con ello.
Espero que lo puristas no se leven las manos a la cabeza ni se hagan cruces con mi atrevimiento. Mi intención no es otra que la de empezar a andar el camino de los panes caseros de una manera sencilla y suave, disfrutando del recorrido para no asustarme y salir corriendo.
A pesar de no considerar que esta sea una auténtica experiencia panificadora me siento contenta por haberme tirado a la piscina, aunque haya sido por donde no cubre…jajaja…pero, como me escribió Clara (Miss Migas) en un correo: «siempre es un comienzo».
La receta la he seguido al pie de la letra, de modo que tal cual os la cuento.
Necesitamos (para 24 unidades)
Masa madre
- 100 grs de agua
- 10 grs de levadura prensada fresca
- 180 grs de harina de fuerza
- 1 crdta de azúcar
Masa de pan
- 260 grs de agua
- 30 grs de levadura prensada fresca
- 430 grs de harina de fuerza
- 10 grs de sal
- 50 grs de aceite de oliva extra virgen
Preparación
Masa madre
Ponemos todos los ingredientes de la masa madre en el vaso de la TMX y mezclamos 15 segundos, velocidad 3. Dejamos reposar tal cual hasta que doble su volumen.
Masa de pan
Incorporamos al vaso, en el que se encuentra la masa madre, el agua, la levadura desmenuzada, la harina y la sal. Mezclamos 30 segundos, velocidad 6.
Amasamos 5 minutos, vaso cerrado, velocidad espiga y, mientras amasa, vamos añadiendo el aceite por el bocal poco a poco.
Obtendremos una masa blanda que sacamos del vaso de la TMX y transferimos a una superficie enharinada generosamente. La aplastamos y estiramos suavemente para darle forma de rectángulo. y espolvoreamos con un poco de harina. Dejamos que repose unos minutos de manera que coja cuerpo.
Mientras tanto forramos dos bandejas de horno con papel vegetal.
Con un cuchillo bien afilado y de hoja larga (a ser posible) cortamos la masa en 24 rectángulos.
Tomamos 12 de ellos y los colocamos sobre una de las bandejas dejando espacio entre panecillo y panecillo. Al reposar y durante el horneado aumentarán de tamaño y no queremos que se nos unan. Hacemos lo mismo con los 12 restantes.
Para que los panecillos queden crujientes por fuera y de miga blanda por dentro, colocamos un recipiente apto para horno con agua en el interior del horno (yo lo coloqué sobre la rejilla y la rejilla sobre la base del horno) y pulverizamos con agua los panecillos mientras se hornean un par de veces.
Una vez horneados los dejamos reposar sobre una rejilla de horno unos 10 minutos.
L
Listos para acompañar nuestra comida, para hacer unos bocatas para la merienda o para desayunarlos en compañía de una humeante taza de café, té o de un simple vaso de leche.
Como tu prefieras, ahí están para que los disfrutes. Sea como sea, estos panecillos de chapata te sabrán a gloria bendita.
Un par de días después me solucionaron una merienda de la manera más rápida posible. Los saqué del congelador y, tras 30 minutos de reposo, estaban listos para abrir por la mitad, tostar y servir untados con dulce de manzana, mantequilla, mermelada o cualquier otra cosa que os apetezca.
Deliciosos y sin perder ninguna de sus propiedades.
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