Los hogares americanos utilizan mucho el puré de calabaza como base para la preparación de todo tipo de platos, ya sean dulces o salados: tartas, magdalenas, dips, panes, cremas, guarniciones, etc.
En cualquier tienda de alimentación de los EE.UU. es fácil encontrar latas de puré de calabaza listo para su uso como ingrediente. Pero, ojo, que escribo «para su uso como ingrediente» y no para su consumo directo. Esto es importante diferenciarlo porque en España, cuando hablamos de puré de calabaza, inmediatamente pensamos en una crema ya elaborada y lista para su consumo…y esa no es la receta que hoy os traigo.
En España podemos encontrar calabaza en el mercado durante todo el año, a pesar de ser un producto de temporada típicamente otoñal. La diferencia entre comprar calabaza ahora y comprarla fuera de temporada está en el sabor (más potente), la calidad (mayor) y el precio (más asequible).
Por todas estas razones, este año he decidido hacer acopio de unos cuantos ejemplares y preparar puré de calabaza en gran cantidad para congelarlo y tenerlo disponible como fondo de nevera (o congelador) para futuras preparaciones que irán haciendo su aparición por este rinconcito a lo largo de las próximos días, semanas y/o meses.
Además de versátil, el puré de calabaza es más-que-fácil de preparar. Lo podemos hacer tanto al horno como hervido en agua. Cualquiera de las dos formas es buena, aunque yo prefiero hornear la calabaza ya que, de esta manera, no absorbe otro líquido que no sea su propio jugo y queda igual de jugoso.
Necesitamos
- 1 calabaza
Preparación
Pre-calentamos el horno a 180 ºC (arriba y abajo, horno tradicional).
Retiramos la corteza y las pipas de la calabaza.
Troceamos la carne y la colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel de aluminio. Cubrimos con otra lámina de papel de aluminio y sellamos los bordes para que no se nos escapen los jugos.
Introducimos en el horno durante unos 25-30 minutos.
Transcurrido este tiempo, retiramos la bandeja y la dejamos enfriar.
Trituramos la carne de calabaza asada y guardamos el puré resultante en la nevera durante un máximo de tres días. Si no lo vamos a consumir inmediatamente, lo podemos congelar durante 10-12 meses.
Y, ANTES DE DESPEDIRME, UNA COSITA MÁS...
Como la receta de hoy es de las básicas, corta y un tanto aburrida (para qué nos vamos a engañar), pues aprovecho para compartir una alegría con vosotros.
Se trata de una alegría que me dio Víctor Trujillo, responsable de la bien conocida comunidad de cocinillas Muchogusto, al notificarme hace unos días que mi receta de cupcakes de vainilla con buttercream de trufa había resultado elegida la 1ª receta ganadora en el concurso de recetas de cupcakes convocado el mes de septiembre.
¡Madre mía qué ilusión más grande me hizo!
Desde aquí, mil gracias por el premio.
Me gustaría mencionar el esfuerzo que Víctor realiza cada mes, desde el año 2008, convocando concursos mensuales desde su web y animaros a todos a que participéis en ellos.
El de este mes va de mermeladas…¿os atrevéis?
Y ya si, sin más, me despido de vosotros hasta el lunes. ¡Feliz fin de semana para todos!
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