Ha pasado tiempo desde la fecha de publicación del último reto Tía Alia. Dos mesecitos, ni más ni menos. Nueve semanas. Sesenta y tres días.
No es que los haya contado según pasaban, aunque así pueda parecer, es que al ponerme a escribir la entrada de hoy me he dado cuenta de lo largo que ha sido este paréntesis. Descanso necesitado por mi parte, ya que las Navidades me descolocan mucho, y espero que también por la vuestra.
En fin, hechas las cuentas de la cantidad de tiempo que llevamos sin vernos las caras en el reto Tía Alia, toca dar paso a las recetas, contaros mis experiencias y pasar a visitaros para leer sobre las vuestras. Esta última…la parte que más me gusta 🙂
¿Comenzamos?
RECETA SALADA – Chuletas con bechamel
Mmmmm, suena bien ¿verdad?
Pues si pensáis que si entonces, para lo que no se hayan animado a prepararlas, tenéis que poneros con ellas si o si. Son un capricho de bocado. Y digo bocado porque las chuletas que yo he cocinado son de cordero lechal y se comen de un sólo mordisco. Resultan divertidas y de lo más adecuado para una comida o cena informal de picoteo. Se comen con las manos (ay lo que me gusta esto) agarrándolas por el hueso y no manchan más que los dedos con las que las agarres.
Se pueden servir como plato principal de una comida más formal, acompañadas de unas ricas y crujientes patatas fritas, que es como las comimos en casa…aunque yo prefiero la primera opción.
Me resulta complicado incluir las cantidades exactas de los ingredientes que he utilizado ya que no anoté nada según las preparaba. Son tan fáciles de preparar que eso es lo de menos. Ya veréis.
Necesitamos (para 4 personas)
- 16-20 chuletas de cordero lechal (de las de palo)
- Salsa bechamel espesa como para croquetas (receta aquí)
- Harina de trigo
- 1 huevo batido
- Pan rallado
- Sal
- Aceite de oliva suave
Preparación
Comenzamos preparando las chuletas y poniéndolas «guapas». Con ayuda de un cuchillo bien afilado, retiramos la carne de cordero que esté adherida al hueso. No hay que cortarla y quitarla sino deslizarla hacia abajo y colocarla sobre el resto de carne de la chuleta. Si en lugar de carne lo que está adherido al hueso es nervio, entonces lo quitamos.
En una sartén calentamos una cucharadita de aceite y freímos ligeramente las chuletas de cordero, previamente saladas, por las dos caras. Sólo tenemos que sellarlas, de modo que con vuelta y vuelta será suficiente.
Colocamos las chuletas sobre papel de cocina absorbente para retirar el jugo que les quede. Esto es importante, de lo contrario la bechamel no se adherirá bien a la carne.
Preparamos la bechamel. Arriba dejo el enlace a mi receta pero cualquier otra vale con tal de que el resultado sea una salsa espesa como la de las croquetas.
Una vez tengamos lista la bechamel, y mientras esté todavía caliente, introducimos en ella las chuletas. La parte de la carne ha de quedar cubierta de bechamel por lo que irá abajo. Los huesos hacia arriba apoyados en el borde de la sartén o cacerola que hayamos usado para preparar la salsa.
Dejamos enfriar la bechamel antes de retirar las chuletas y rebozarlas/empanarlas.
Para el empanado preparamos tres cuencos, uno con harina, otro con huevo batido y otro con pan rallado.
Pasamos las chuletas por harina, asegurándonos de cubrir bien toda la superficie de la chuleta (el hueso no, ojo). Después la introducimos en el cuenco del huevo y, por último, en el del pan rallado.
Una vez empanadas todas las chuletas, calentamos abundante aceite en un cacito y las freímos hasta que adquieran un color dorado.
Dejamos reposar sobre papel absorbente antes de servir con nuestro acompañamiento preferido.
RECETA DULCE – Galletas de harina de maíz
Aquí llega lo bueno. Seguro que más de una está asintiendo con la cabeza, totalmente de acuerdo conmigo. La receta de las galletas ha sido dura de lidiar y es que Alia se las trae cuando se trata de recetas dulces. Acordados de las monadas que dieron guerra a más de uno y que yo tuve que repetir tres veces hasta dar con una receta satisfactoria.
La historia de este mes no ha sido muy distinta.
Mi primer intento comenzó con ajustes desde el momento del pistoletazo de salida. Según lo visto y experimentado con las monadas, tenía claro que la receta pedía más azúcar y más manteca de manera que eso hice. Respeté las cantidades del resto de ingredientes pero me encontré con una masa tirando a blandurria que amenazaba con desparramarse por toda la bandeja del horno y no mantener la forma que yo quisiera darle. Entonces añadí más harina hasta conseguir una textura con la que sintiera que podría trabajar.
Las galletas que obtuve estaban ricas pero no me entusiasmaron (eso si, mis hijos se las comieron encantados de la vida) de modo que ni me molesté en fotografiarlas porque tenía claro que no las iba a publicar tal cual. La receta se podía mejorar y en ello me puse…¡dos veces más!
El resultado: las galletitas que veis en la foto. Un pequeño bocado de textura crujiente muy apropiado para acompañar el café o té de la tarde. Reblandecen al contacto con líquidos por lo que son perfectas para «mojar». Si prefieres comerlas tal cual, notarás cómo cambia su textura una vez en la boca.
Necesitamos
- 1 clara de huevo (lo puedes sustituir por un huevo entero pequeño)
- 60 grs de manteca a temperatura ambiente
- 125 grs de azúcar blanquilla
- 2 cucharadas de leche
- 200 grs de maizena
- 50 grs de harina de maíz
- 1 cucharadita de levadura (tipo Royal)
Preparación
Con unas varillas eléctricas, batimos la clara hasta que esté espumosa y ligeramente montada. Añadimos la manteca, la leche y el azúcar. Mezclamos con suavidad hasta incorporar a la clara.
Poco a poco agredamos la maizena, la harina de maíz y la levadura. Removemos inicialmente y terminamos amasando según vaya espesando la mezcla.
Dejamos de amasar cuando todos los ingredientes esté incorporados y hayamos obtenido una masa homogénea.
Tomamos porciones de masa de unos 10 gramos de peso, hacemos bolitas con ellas y las colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. Aplastamos con un tenedor suavemente, sólo para marcar las púas en la masa.
Horneamos durante 12-14 minutos en la posición central del horno (así evitaremos que se doren en exceso por debajo) y hasta que veamos que comienzan a tomar color.
Una vez listas, retiramos la bandeja del horno y dejamos enfriar las galletas sobre ella un par de minutos antes de transferirlas a una rejilla.
Esperamos unas horas para disfrutarlas, toman cuerpo con el paso del tiempo y se vuelven crujientes según endurecen.
Y hasta aquí mis aportaciones. Ahora me toca visitar a los participantes, cosa que estoy deseando, y comprobar qué tal se ha dado la cosa. Os amino a que me acompañéis en el paseo. Este mes los valientes han sido:
…. SALADO ….
Bien despachaoCacharreando en mi cocinaCircus dayCocido de sopaLa cajita de nieveselena
La cocina de Las CasinasLa cocina de TesaLa cuina violetaLas cosas de CósimaLas recetas de AngieLas recetas de BeMarron glacéO carón da LareiraRecetas de E-mergenciasRoss gastronómicaUn poquito de Rocío
2mandarinas en mi cocina
…. DULCE ….
Alamos ventosos
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