De nuevo día 11 de mes y día de publicación del reto pasta que Yolanda y yo nos traemos entre manos desde hace muy poquito.
En su tercera edición, la pasta escogida ha sido los tortiglioni. Una pasta que recuerda al macarrón de toda la vida pero más grueso, con un dibujo rallado el el exterior y de bordes rectos. A mi me siempre me han parecido mini-canelones de modo que, cuando Yolanda sugirió preparar este tipo de pasta, en seguida supe cómo los iba a preparar: rellenos.
A pesar de tener la idea tan clara en mi cabeza, este mes he ido precisamente de eso «de cabeza» y la vida me ha dado para muy poco. Creo que he querido meter demasiadas cosas en mi agenda y me han faltado horas al día para hacerlas todas. Lástima que los días no duren más porque, en ocasiones como esta, vendría de maravilla contar con 2 o tres horitas más!
No obstante, llego a tiempo aunque sea por los pelos. Pero llego.
Estos tortiglioni fueron el entrante de la comida del martes y nos gustaron muchísimo. La idea para la presentación viene de una revista antigua de una cadena de supermercados bien conocida en España, de modo que no me la voy a otorgar. Aunque posiblemente tampoco ellos la hayan inventado y es que, en cocina, poco margen de maniobra queda ya para innovar. Al menos a mi nivel.
Dicho todo esto, paso a contaros en qué consiste la receta de hoy. Toda vuestra 🙂
Necesitamos (para 4 personas)
- 125-150 grs de tortiglioni (12 por persona, pero haz unos pocos más por si se te rompe alguno)
- 100 grs de espinacas (en mi caso congeladas)
- 50 grs de queso ricotta
- 1 cucharadita de pesto
- 4 cucharadas de salsa bechamel (clarita, tirando a líquida)
- 1 cucharada de aceite de oliva suave
- Salsa de tomate
- Queso parmesano en lascas
Además
- Una manga pastelera con boquilla redonda pequeña (de tamaño acorde con los tortiglioni)
- Papel de aluminio
Preparación
Comenzamos preparando el relleno y para ello colocamos las espinacas en una cacerolita con un par de cucharadas de agua y las cocemos a fuego muy suave hasta que se hayan descongelado (aprox. 15-20 minutos).
Con una batidora de mano trituramos las espinacas, el queso ricotta, el pesto y la salsa bechamel. Ajustamos el punto de sal y el espesor. Si la mezcla nos ha quedado demasiado espesa, la aligeramos con un poco de agua.
Metemos la mezcla del relleno en la manga pastelera y reservamos.
Hervimos la pasta en abundante agua con sal, al tiempo de cocción que recomiende el fabricante le restamos un par de minutos. La pasta ha de quedar un punto por debajo de «al dente» para que nos sea más fácil rellenarla y no se rompa en el proceso.
Una vez cocida la pasta, la escurrimos y la pasamos a un cuenco con agua fría para cortar el hervor. Escurrimos de nuevo y secamos ligeramente con papel absorbente de cocina.
Pre-calentamos el horno a 200 ºC (arriba y abajo, horno tradicional).
Mientras toma temperatura el horno rellenamos los tortiglioni con la mezcla. Necesitaremos un poquito de paciencia pero merecerá la pena. Palabrita 🙂
Untamos con una cucharada de aceite de oliva suave una bandeja de horno y colocamos sobre ella los tortiglioni, girándolos para que se cubran de aceite por todas partes. Tapamos con papel de aluminio e introducimos la la bandeja en el horno durante 3-4 minutos.
Pintamos la base de los platos en los que vayamos a servir la pasta con salsa de tomate y colocamos los tortiglioni encima a modo de torre o timbal, de tres en tres.
Adornamos con unas lascas de queso y listo para servir.
Bon appetit!
Deja una respuesta