Hace tiempo que esta belleza espera turno en la parrilla de salida para deleitaros la vista que no el paladar…lamentablemente. Tampoco yo pude catarla, snif. Esta tarta fue un encargo de un familiar que había preparado una fiesta sorpresa a su mujer allá por el mes de julio (como podéis deducir por las cerezas que, por cierto, son perfectamente sustituibles por otro tipo de fruta aunque la presentación cambiará).
La homenajeada en cuestión es una persona entrañable a quien tengo un aprecio y cariño especiales así que el cuidado que puse en preparar su tarta fue máximo. No es que no lo haga con todo lo que preparo. Noooo. Nada más lejos de la realidad. Lo que pasa es que cuando preparo algo para alguien con quien tengo un feeling especial, pues le pongo ese ingrediente extra que, a riesgo de que suene muy cursi, es el amor.
Creo que las cosas hechas con amor saben de forma distinta y gustan más. Y así debió de ser porque, por lo que me contaron después de aquella fiesta sorpresa, la tarta fue un éxito.
Espero que, entre vosotros, también lo sea.
Necesitamos (para unas 15-16 raciones)
- 450 grs de galletas tipo Digestive
- 225 grs de mantequilla, en pomada (no derretida)
- 1 cucharada de licor de almendras
- 250 grs de chocolate blanco
- 900 grs de queso crema, a temperatura ambiente
- 200 grs de azúcar blanquilla
- 4 huevos «L», a temperatura ambiente
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 1 cucharada de maizena, tamizada
- Mermelada de frutos rojos
- Cerezas
Además
- Molde desmoldable de 28 cms de diámetro apto para horno
Preparación
Comenzamos por la base y, para ello, trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla en pomada y el licor de almendras. Trabajamos con los dedos hasta obtener una pasta homogénea.
Cubrimos la base y laterales del molde procurando extender bien la mezcla de forma que quede una capa homogénea . Reservamos en la nevera mientras preparamos el relleno.
Encendemos el horno a 160 ºC (arriba y abajo, horno tradicional) de forma que esté caliente para cuando hayamos finalizado con el relleno.
Troceamos el chocolate blanco, lo colocamos en un cuenco y lo fundimos en el microondas a golpes de calor de 30 segundos, removiendo entre golpe y golpe para asegurarnos de que no se quema (ya que el chocolate blanco es muy delicado). Dejamos templar.
En un recipiente hondo y amplio mezclamos el queso crema con el azúcar. Podemos utilizar unas varillas eléctricas pero hay que procurar no batir demasiado ya que no queremos incorporar aire a la mezcla para evitar que la tarta crezca en el horno y luego se agriete al enfriarse.
Agregamos los huevos, uno a uno, batiendo hasta incorporar sin agregar el siguiente.
Por último, añadimos el chocolate blanco fundido, la esencia de vainilla y la maizena y removemos con una espátula hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos a media altura durante, aproximadamente, una hora.
Transcurrido este tiempo, apagamos el horno y dejamos enfriar la tarta dentro durante unas 3-4 horas. Enfriando la tarta de esta manera evitaremos que pierda volumen y que se agriete.
Transferimos la tarta a la nevera y la dejamos reposar hasta el día siguiente.
En el momento de servir, retiramos el anillo del molde, cubrimos la tarta con la mermelada de frutos rojos y la adornamos con cerezas o cualquier otro fruto que tengamos a mano.
Y a disfrutar de los piropos que os van a lanzar cuando vuestros invitados la prueben 🙂
María Luisa . dice
La tarta de queso la Viña está buenísima y muy fácil de hacer.Yo la hice en la Thermomix y sale estupenda.Muchas gracias por la receta.