Hace mucho tiempo que no me daba por la repostería creativa, la prueba está en la cantidad de años que no publico nada que tenga que ver con el tema. Atrás quedaron los días en que cake pops, cupcakes y tartas decoradas se asomaban por estas páginas, pero el sentido práctico que mueve mi día a día dio paso a recetas tradicionales con las que poder alimentar a la familia. Que no solo de dulces vive el hombre.
La verdad sea dicha, la razón por la que hice estos cake pops de corazón de chocolate no ha sido otra que la celebración de San Valentín y la petición por parte de mi hija de ayudar a una de sus amigas a preparar algo romántico para su noviete. A pesar del perezón inicial que me dio la tarea, tengo que admitir que me encantó pasar la tarde en la cocina con dos adolescentes enamoradas (al menos una de ellas) y disfruté de cada minuto invertido en la elaboración de estos sabrosos dulces.
Recomendar un momento óptimo para degustar estos cake pops de corazón de chocolate es algo un tanto complicado para una golosa empedernida como yo que los comería sin parar a lo largo de todo el día. No obstante, si tuviera que decidir, os diría que el mejor momento es el de la sobremesa y como acompañamiento del café de después de comer. El cuerpo os va a pedir más de uno ¿seréis capaces de controlar las ganas? Avisados quedáis 🙂
- 120 g de bizcocho de chocolate
- 80-100 de crema de chocolate y avellanas
- 100 g de chocolate para postres
- 16 palitos para chupa cups/piruletas o brochetas cortas
- Desmigamos el bizcocho finamente en un cuenco amplio y le añadimos la crema de chocolate y avellanas. Recomiendo no hacerlo todo de golpe pues, según sea el bizcocho, requerirá más a menos cantidad de crema. Si el bizcocho es seco (tipo genovés o soletilla) es más que probable que necesitemos toda la crema, pero no será el caso si usamos un bizcocho con contenido de grasa.
- Mezclamos bien ambos ingredientes hasta obtener una masa homogénea y ligeramente pegajosa y la dejamos reposar en la nevera durante aproximadamente media hora.
- Transcurrido este tiempo, separamos pellizcos de la mezcla, hacemos bolitas y, con ellas, corazones. Procuramos tomar la misma cantidad de masa para que todos los corazones nos queden de igual tamaño. Si no lo conseguimos, no pasa nada. No creo que nadie nos crucifique por ello (sobre todo cuando los coman y comprueben lo deliciosos que son).
- Troceamos el chocolate y lo colocamos en un cuenco hondo apto para microondas donde lo fundimos con golpes de calor de 30 segundos y/o a baja potencia. Removemos entre golpe y golpe para comprobar el punto y asegurarnos que no se nos quema. También podemos fundirlo al baño maría, como más cómodos nos sintamos.
- Una vez listo tomamos un palillo, mojamos la punta en el chocolate fundido y lo introducimos en la parte inferior del corazón de bizcocho. Lo dejamos secar boca abajo, es decir, con el bizcocho en la base y el palo hacia arriba. Repetimos la operación cuantas veces sea necesario y dejamos que el chocolate se seque y endurezca para que haga de pegamento.
- A continuación introducimos los corazones, agarrando por el palo, en el chocolate fundido (quizás tengamos que volver a calentarlo en el microondas) y los cubrimos bien. Dejamos escurrir el exceso y los depositamos sobre una bandeja cubierta con papel sulfurizado. Cuando estén bien secos, retiramos los churretes que se hayan podido formar con ayuda de un cuchillo bien afilado y ya los tenemos listos para consumir.
- Si los vamos a regalar o nos apetece dar el golpe con la presentación, podemos decorar los palitos con unas cintas de raso en lazo, pintarlos o darles otro toque que sea más de nuestro estilo. Al gusto.
Recetecum dice
¡Qué chulos! Desde luego una delicia irresistible BSS guapa!