Cuenta la sapionda de Wikipedia que el popular estilo «hasselback» fue creado en 1953 por Leif Elisson, aprediz de chef en el restaurante Hasselbacken de Estocolmo, aplicado a la patata. No he encontrado más referencia al origen de esta original manera de asar patatas, un estilo que siempre me ha llamado la atención y que, desde que lo vi por primera vez hace unos cuatro o cinco años, he querido poner en práctica pero nunca he encontrado el momento para ello. ¿Os suena?
Curiosamente me lanzo a aplicar la técnica no con la clásica patata sino con calabaza. Y la cosa no se me ha ocurrido a mi, ya me gustaría poder reclamar el invento como propio, sino a Bon Appétit Magazine y su cuenta de Facebook a la que estoy suscrita. Tienen unas ideas fabulosas y unos vídeos muy bien explicados, algo que seguro agradecéis si, después de leer mi receta, no os queda claro cómo se hace la calabaza hasselback.
Es una receta muy sencilla, como todos los asados, pues el horno se encarga de hacer el 80% y nosotros el 20% restante. Chupado. Lo más importante es no pasarse con el tiempo, sobre todo si os gustan las verduras al dente, y encontrar una fórmula de glaseado que se adapte a vuestros gustos. La que yo propongo aquí es bastante aséptica, aunque tiene el ligero punto picante que le otorga la harissa, pero podéis glasear la calabaza hasselback con otras combinaciones.
Probad a mezclar:
- Mostaza, vinagre de manzana, vinagre de Módena, salsa Worcestershire, zumo de limón, mermelada de naranja, aceite de oliva virgen extra, pimienta negra y sal.
- Curry, comino, pimentón dulce, vinagre de arroz, salsa de soja, zumo de limón, mostaza, vino blanco, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta.
Sed generosos con los ingredientes de sabores fuertes que son los que le van a dar el punto de sabor a la calabaza que por sí sola es un poco sosa.
- Media calabaza
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra molida
- Hojas de laurel, cuatro
- Miel templada, dos cucharadas
- Mantequilla fundida, dos cucharadas
- Salsa de soja, dos cucharadas
- Guindilla seca, cinco o seis aros
- Harissa, una pizca (ojo que pica mucho)
- Si compramos una calabaza entera la cortamos a lo largo , retiramos las pipas y la pelamos (dejando el rabito que queda monísimo). Si compramos media calabaza, solo la vaciamos de pipas y la pelamos.
- Engrasamos la calabaza por todos sus lados con aceite de oliva virgen extra, la colocamos sobre la bandeja del horno y salpimentamos generosamente.
- Asamos a 200 grados durante 15 minutos, lo suficiente para que se reblandezca un poco y nos permita lonchearla sin esfuerzo.
- Dejamos atemperar la media calabaza y cortamos transversalmente a lo largo sin llegar a la base. Hay que ir con cuidado porque es fácil que se nos vaya el cuchillo, pero podemos evitarlo colocando dos palillos chinos a cada lado que hagan de tope. No obstante, si nos pasamos con el corte no pasa nada, a la hora de servir la calabaza juntamos las piezas y listo.
- Metemos las hojas de laurel en cuatro cavidades.
- Mezclamos la miel con la mantequilla, la salsa de soja, la guindilla y la harisa y pincelamos la superficie con ello.
- Introducimos de nuevo en el horno a 180 grados y sacamos cada 10 minutos para pincelar con la mezcla anterior asegurándonos de introducirla entre las láminas de calabaza para que quede sabrosa.
- Retiramos del horno cuando comprobemos, pinchando con un palillo, que está tierna (tarda, aproximadamente, 30 minutos).
- Traspasamos a una fuente o tabla de presentación y servimos inmediatamente.
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